miércoles, 29 de septiembre de 2010

Gisela De Luca: “Emiliano era todo para mí y para mi hija y nos lo quitaron”

- ¿Qué novedades hay de la investigación del asesinato de su marido, Emiliano Martinó?
- Lo que se sigue investigando es el accionar de la policía. Queda más que claro que el accionar no fue el correcto. Además se investiga el tema de los llamados. El cruce de llamados entre los delincuentes. Las pericias que se hicieron con respecto a la camioneta dieron que justamente la camioneta de Emiliano tuvo 12 disparos de los cuales solo uno fue a las gomas. Supuestamente, el protocolo policial dice que cuando hay una toma de rehén, hay que disparar a las gomas. Y a las gomas fue un solo disparo.
- ¿Cómo se sucedieron los hechos aquel 14 de junio?
- Yo estaba en mi casa con Alma, mi beba hoy de 11 meses. Emiliano venía tipo 12 de la noche de trabajar en la pizzería. Cuando está entrando escucho el portón que se levanta y escucho como bullicio. Enseguida pienso que era raro que venga con alguien. Ni se me ocurrió qué podía estar pasando. Como escucho eso voy a la ventana de la cocina que da a la calle, levanto la persiana y veo un auto estacionado. Entonces voy a la puerta de la cocina y cuando quiero abrir la puerta, Emiliano me dice que me quede tranquila. Ahí me di cuenta de lo que pasaba. Me corro con la beba al lavadero y entra Emiliano con cuatro delincuentes que se van para la planta de arriba. Era tres tipos y una mujer. A mí me dejan en el sillón con la nena y les pido que no le hagan nada a mi marido. Uno me dice que no le van a hacer nada, que ellos no matan gente y que venían a buscar plata. Entonces me quedo sentada con la nena viendo cómo revolvían todo. La chica que estaba con ellos empezó a sacarme las cosas de la billetera mientras la nena estaba a los gritos. Siempre preguntaba qué le hacían a mi marido y me dijeron que lo iban a dejar atado arriba y que ellos se iban a ir, que me quedara tranquila. Al rato baja uno de los delincuentes y me pide la llave de la cochera. Se la doy y cuando vuelve dice que vino la policía. Ahí pensé “se pudrió todo”. Yo había escuchado que había estacionado algo. Ellos se empezaron a poner nerviosos y empezó la odisea. Emiliano no bajaba y cuando vi que llegó la policía dije “chau, acá se pudrió todo, puede pasar cualquier cosa”. Parece increíble pero me acordé del caso Ramallo. Enseguida bajó Emiliano. Yo estaba en la cocina con la beba que gritaba en brazos míos. Ellos me pedían que calme a la nena pero no podía. Entonces me dijeron que me asome por la ventana y diga que están todos bien. Yo estaba tan nerviosa que les dije que no podía y que con mi cara no iba a poder transmitir eso. Que salga alguno de ellos. Ahí es cuando le dicen a Emiliano que se asome. La policía le preguntó entonces si estaba todo bien y Emi dice que sí pero con la cara y los ojos hace un gesto como que no estaba todo bien. La policía le pide que salga de la vivienda si está todo bien y él asegura que va a salir él y que es el dueño de la casa, como avisando que iban a salir. Entonces se lo llevan a la cochera, lo suben a la camioneta mientras yo pedía que no se lo lleven. En eso viene la chica que estaba con ellos y me saca a la nena. Ahí me puse peor. Le pedía que me la devolviera. Uno de ellos le dice a la chica que me la devuelva. Me la devuelve y me piden que me vaya a la planta de arriba. Me ponen frente a la ventana de la pieza que da a la calle y veo la camioneta de policías y todos policías atrás. Cuando veo eso me quedo quieta y empiezo a mirar donde estaban los efectivos. Los delincuentes bajan y yo empiezo a hacer señas de que no disparen. Les hacía señas porque no quería que me escuchen y que le hagan algo a Emiliano. Cuando el portón se abre empiezo a los gritos de que no disparen, que el que manejaba era Emiliano. Mientras, uno de los delincuentes le apuntaba a la cabeza. Emiliano entonces arrancó y empezó todo. Terrible. A los disparos por todos lados. Yo estaba con la nena, con medio torso afuera de la ventana gritando que dejen de disparar. Eran terribles los disparos. Bajo corriendo con la nena y le digo a un policía que avise por radio que el que manejaba era mi marido, que no se confundan. Ahí da aviso al 911 y vienen patrulleros de todos lados. Creo que dio el alerta pero no debe haber dicho que mi marido era el que manejaba. Los cuatro patrulleros que aparecen enseguida venían también disparando terriblemente. En Berutti y Pringles, antes de llegar a Avenida de Mayo, le hacen un cerrojo a la camioneta y como mi marido era muy miedoso y le venían disparando de atrás y adelante tenía ese cerrojo, yo creo que pensó que si no se tiraba de la camioneta lo iban a terminar matando. Y así fue. Se arrojó y corrió para el lado de la policía. Los delincuentes corrieron para otro lado. Emiliano corría para querer esconderse pero no le dieron tiempo. Lo mataron de un tiro por la espalda.
- ¿A cuántas cuadras de su casa sucedió esto?
- Diez o doce.
- ¿De aquél 14 de junio, la justicia investiga si la bala que terminó con la vida de Emiliano fue de un delincuente o de la policía?
- Sí, pero más allá de eso, yo creo que por más que se sepa, el accionar de la policía fue la que hizo que Emiliano esté donde hoy está.
- Absoluta negligencia…
- …sí. Ellos tendrían que haber actuado de otra manera. Si sabían que un rehén estaba adentro, no tendrían que haber tirado en ningún momento. Tiraron y tiraron. Ni siquiera hubo una voz de mando. Fue un total descontrol. Tiraban a todo lo que se les cruzaba.
- Hubo varias marchas reclamando justicia.
- Sí, hubo tres marchas en Ramos Mejía
- Fueron multitudinarias. La gente acompañó siempre el dolor de toda la familia.
- Sí, gracias a Dios. El sábado se hizo una en el Obelisco con todas las familias de las víctimas. Pero la gente no tomó mucha conciencia porque no hubo mucha gente el sábado. La gente tendría que tomar más conciencia porque esto, lamentablemente, le puede pasar a cualquiera. Es muy doloroso y tendríamos que juntarnos y ponernos las pilas y decir basta en serio. Esto no se termina más. Después de Emiliano hubo más casos. Y por más patrulleros que pongan, esto no se termina. Si no cambian las leyes y las condenas que dan los jueces. La gente que entró en mi casa tenía prontuario. A la mujer que estaba con ellos la apodaban la “matapolicías”.
- ¿Hay detenidos?
- Sí, hay tres. A otro lo mataron en el tiroteo. Están detenidos la mujer y dos más. Uno se niega a hablar. No declaró desde que lo detuvieron.
- ¿Tuviste que ir a la rueda de reconocimiento?
- Por suerte no porque ellos reconocieron que estuvieron en el lugar del hecho. Igual, esas caras no se me olvidan más.
- Si están detenidos y son los responsables, ahora hay que establecer quién mató a Emiliano.
- Ya se qué ellos están presos y quiero la peor condena. Pero se que ellos ya están donde tienen que estar. Después, verá la justicia.
- ¿Te da tranquilidad?
- Tranquilidad entre comillas para que no vuelvan a salir. Pero mi tranquilidad tiene que ver con que mi marido finalmente descanse en paz y que se haga justicia para que el día de mañana, mi hija vea que hice lo posible para que el caso del papá no quede impune. Eso sí me va a dar tranquilidad.
- ¿Volviste a tu casa?
- No, no quiero volver.
- ¿Cómo está el resto de la familia y cómo está Alma?
- Alma es el día de hoy que al padre lo reconoce. Lo ve en las fotos. Lo que me da mucha pena por ella es que le sacaron el derecho de tener a su papá y a Emiliano le quitaron el derecho de ser su papá. Porque él la adoraba a su hija y nos costó tanto tenerla… y el esfuerzo que hicimos por esta casa… porque todo era por ella, para que ella tenga su habitación, su cuna, su lugarcito. Y ni siquiera pudo disfrutar de eso. Su cuna quedó sin estrenar. Hacía siete meses que vivíamos ahí y lo hicimos con mucho esfuerzo. Ahora siento un futuro incierto. Siempre digo que si bien tengo a mi familia y mis amigos y me apoyan mucho, yo ahora tengo que proyectar un futuro con Alma y sin Emi. Y me cuesta un montón. Emiliano era todo para mí y me lo quitaron.